jueves, 22 de diciembre de 2011

Soy la reencarnación de Rodolfo el reno.



Seguro esperan que empiece el típico discurso en el que se tocan temas como: el año se pasó volando o de que este año fue especial para mí por tal y otras razones, pero, PERO. No, esos sermones se los dejaré a los borrachos y a las mujeres sentimentales (gracias a Dios yo ni estoy borracha y aun no llego a la etapa de mi vida en la que me convertiré en un costal de emociones y nostalgias). 

Me pasé varios días sin internet (si, de nuevo), de hecho, ahora mismo que estoy sentada escribiendo esto, no tengo internet. Me sobran ganas de ir a poner una bomba la mansión de Slim o hundirle el yate (es tal fácil arruinar a un millonario, solo tienes que destruir sus cosas materiales, normalmente estas cosas están íntimamente relacionadas con su lado sentimental, así que sería la ruina para él, en cambio, cómo le haces a un vagabundo?).

No es bonito tener la nariz fría y con unas ganas inmensas de una taza de café caliente y sin internet. Pero, fuera de eso, me gusta estar de vacaciones y no tener nada que hacer...mentira, ahora que no voy al colegio, me tienen trabajando al estilo Cenicienta.
Ahora que estamos a unos días de la Navidad, es inevitable ignorar la temporada, no, no por el ambiente, ni por los villancicos que escucho todo el día, NO, sino, porque sales a cualquier lado, y hasta los indigentes están comprando regalos, o tienen sus casas de cartón adornadas con temas de la época. 

Díganme Grinch, pero, se me hace una verdadera tontería adornar todo con esferas, y sin fin de cosas que tendrás que quitar después. Aparte, ahora están muy felices con la época, los regalos, el aguinaldo, el aguinaldo....ah! Y el aguinaldo, pero...no están pensando en un pequeño detalle que viene después de Navidad, y es *redoble de tambores* (es aquí donde entra el niño del tambor): LA CUESTA DE ENERO. Los mismos que veo con sus bolsas de compras llenando el centro de la ciudad, los que aunque esté lloviendo y esté horrible el clima, salen con sus hijos a comprar los regalos, si, son esos los que en enero están empeñando sus joyas en el monte de piedad (casa de empeño de Monterrey).  

Por favor, ustedes que son entes de luz y que leen mi blog (o mejor dicho, son entes de luz debido a que leen mi blog), pórtense bien en este tiempo. No se emborrachen, y sí lo van a hacer, no manejen. Y no lo digo porque me preocupe por ustedes, sino, por los pobres cristianos que pueden salir afectados por culpa de algún borrachín.


Gracias por leer.

Rc.


Dato curioso: el 23 de enero entro a clases. En tu cara maldita SEP.

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