domingo, 19 de junio de 2011

Más sapos que príncipes.

(No se guíen por la imagen, es tan falsa como una coca-cola de 3 litros).
Esa manía de buscar príncipes disfrazados de sapos, entiendan, solo lo hacen para que los besen. ¿Por qué complicarse la vida buscando o besando sapos cuando hay tantos hombres ahí fuera?
¿Y para qué hablar de príncipes? Las verdaderas princesas también se pueden enamorar de los plebeyos.
Y no estoy en un intento de Rapunsel (o como se escriba el nombre de esa peluda). Me raparé el cabello para que nunca pueda llegar, ese ser humano del sexo opuesto, a donde estoy, aparte, debe ser muy incómodo tener tanto cabello y luego...cuando intente trepar debe ser muy doloroso, y si el trepador es "pesado" ¡Dios! no me quiero imaginar.
Y regresando al asunto de besar sapos, es algo muy riesgoso, ¿Qué tal si el sapo nunca se convierte en príncipe? o ¿Qué tal si el sapo tenía herpes en sus labios? y viéndolo por el lado del mal aliento, besar a un animal de pantano que no sabes donde metió su boquita traviesa, eso se merece un verdadero: ¡GUACALA! ¿Qué andaba haciendo la princesa ociosa que besó un sapo? Eso se llama zoofilia, ¿Cómo no quieren que esté así de demente si vi ese tipo de cosas cuando era niña? Disney me quitó mi inocencia.


En resumen:
No se quejen de que no encuentran a un príncipe si lo que buscan son sapos.
En lo personal, no buscaré nada por el momento. Dicen que si no lo buscas, llega (solo no se desanimen si pasan una eternidad y nunca llegó).
Gracias por leer.
Rc.

P.D. Y por cierto, feliz día del padre.

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